Signos de Alerta Temprana del Cáncer de Estómago
El cáncer de estómago, también conocido como cáncer gástrico, afecta al estómago, un órgano vital del sistema digestivo. Según la Sociedad Americana del Cáncer, se estima que en 2024 se diagnosticarán más de 26,500 nuevos casos en los Estados Unidos. Lamentablemente, el cáncer de estómago suele detectarse en etapas avanzadas debido a síntomas sutiles o ausentes en sus fases iniciales, lo que dificulta la detección temprana. Reconocer las posibles señales de advertencia puede ser crucial para mejorar los resultados y las tasas de supervivencia. Comprender estos signos permite a las personas buscar atención médica de manera oportuna.
1. Indigestión Persistente

La indigestión persistente, también conocida como dispepsia, puede ser un signo temprano de cáncer de estómago. Mientras que la acidez ocasional o el reflujo ácido suelen estar relacionados con la dieta o el estrés, la indigestión crónica que no mejora con cambios en el estilo de vida ni con remedios de venta libre puede indicar alteraciones en el revestimiento gástrico. Los síntomas incluyen malestar abdominal superior, hinchazón o sensación de saciedad precoz. Si la dispepsia persiste durante semanas, especialmente en mayores de 55 años o con factores de riesgo, es importante consultar a un médico.
2. Pérdida de Peso Inexplicable

La pérdida de peso no intencionada es una de las primeras señales de alerta de diversos cánceres, incluido el gástrico. Las células cancerosas pueden alterar el metabolismo y dificultar la absorción de nutrientes. A diferencia de la pérdida de peso por dieta o ejercicio, esta ocurre rápidamente, sin esfuerzo y suele ir acompañada de falta de apetito o saciedad precoz. Perder más del 5% del peso corporal en 6 a 12 meses sin causa aparente requiere evaluación médica.
3. Náuseas persistentes

Las náuseas persistentes son otro posible signo de advertencia temprana del cáncer de estómago. A diferencia de las náuseas de corta duración asociadas con enfermedades virales o intoxicaciones alimentarias—que normalmente se resuelven en unos pocos días—las náuseas vinculadas al cáncer de estómago tienden a ser continuas y pueden no tener una causa clara. Los tumores estomacales pueden irritar el revestimiento del estómago o bloquear parcialmente el paso de los alimentos, provocando una sensación crónica de malestar. Este malestar persistente a veces puede ir acompañado de vómitos, especialmente después de las comidas, y a menudo no mejora con los remedios caseros típicos ni con medicamentos de venta libre. Las personas con cáncer de estómago también pueden experimentar náuseas que empeoran con el tiempo o que se agravan al comer, lo que las distingue aún más de las náuseas causadas por infecciones temporales.
Si experimenta náuseas que duran más de una semana, o si van acompañadas de otros síntomas preocupantes como pérdida de peso, fatiga o dificultad para comer, es importante buscar atención médica. Una evaluación temprana puede ayudar a identificar la causa subyacente y descartar condiciones graves. Para más información sobre las náuseas persistentes y sus causas, consulte la guía de la American Cancer Society sobre síntomas del cáncer de estómago. Tomar en serio estos síntomas garantiza un diagnóstico oportuno y un mejor manejo.
4. Sensación de llenura rápida

La saciedad temprana, o la sensación de sentirse lleno tras consumir solo una pequeña cantidad de comida, puede ser un indicador temprano significativo de cáncer de estómago. Este síntoma suele desarrollarse cuando el crecimiento tumoral dentro del estómago reduce su capacidad, limita su capacidad de expandirse o afecta el movimiento normal de los alimentos a través del tracto digestivo. A diferencia de la sensación de llenura habitual tras comer una comida abundante—cuando el estómago se expande físicamente—la saciedad temprana ocurre incluso después de porciones modestas, lo que a veces lleva a las personas a reducir de manera involuntaria su ingesta de alimentos y, en consecuencia, perder peso.
Esta sensación de llenura prematura es preocupante cuando se vuelve persistente o empeora progresivamente, especialmente en ausencia de cambios en la dieta o el estilo de vida. Puede estar acompañada de otros síntomas como hinchazón, náuseas o molestias durante las comidas. Experimentar saciedad temprana de manera regular puede señalar un problema subyacente en la función del estómago, lo cual puede justificar atención médica. Si constantemente se siente lleno después de comer muy poco, particularmente si está acompañado de otros síntomas gastrointestinales, debe consultar a un profesional de la salud de inmediato. Para más información sobre la saciedad temprana y su relación con el cáncer de estómago, visite la página de síntomas del cáncer de estómago de Cancer Research UK.
5. Dolor o molestia estomacal

El dolor o malestar estomacal persistente puede ser un signo temprano importante de cáncer de estómago. Los tumores en el estómago pueden irritar o invadir el revestimiento gástrico y los tejidos circundantes, provocando dolor sordo, dolor constante o una sensación continua de incomodidad. Este dolor suele desarrollarse gradualmente y puede intensificarse a medida que el cáncer crece o si el tumor obstruye los procesos digestivos normales. A diferencia del dolor agudo o los calambres asociados con intoxicación alimentaria o infecciones estomacales—que normalmente se resuelven en unos días—el dolor de un tumor en desarrollo tiende a ser más constante o recurrente, y con frecuencia no está relacionado con alimentos o actividades específicas.
El malestar abdominal persistente también puede ir acompañado de una sensación de presión, hinchazón o sensibilidad que no mejora con remedios comunes. Estos síntomas continuos no deben ignorarse, especialmente si duran varias semanas o se vuelven más graves. Una evaluación médica temprana es crucial para diferenciar entre causas benignas y condiciones más graves como el cáncer de estómago. Para una lista detallada de síntomas, incluidos el dolor y el malestar, consulte la guía de MSD Manuals sobre el cáncer de estómago. Abordar el dolor persistente a tiempo puede conducir a un diagnóstico rápido y mejores resultados.
6. Acidez que no desaparece

La acidez crónica, o el reflujo ácido que persiste a pesar de cambios en el estilo de vida y medicamentos de venta libre, puede ser un signo de advertencia de cáncer de estómago. Aunque la acidez ocasional es común y a menudo está relacionada con elecciones alimentarias, el estrés o ciertos medicamentos, los síntomas persistentes que se prolongan durante semanas o meses pueden indicar un problema más serio. Los tumores estomacales pueden interferir con el funcionamiento normal del esfínter esofágico inferior o causar inflamación que desencadena un reflujo ácido constante. Este tipo de acidez crónica se diferencia del malestar temporal tras comer alimentos picantes o grasosos, ya que ocurre con mayor frecuencia y puede no responder a los remedios habituales.
La duración y la frecuencia de los síntomas son factores clave para distinguir un reflujo benigno de algo más preocupante. Si descubre que la acidez ocurre la mayoría de los días de la semana, dura varias semanas o va acompañada de otros síntomas como dificultad para tragar, pérdida de peso o náuseas, es esencial buscar atención médica. Ignorar la acidez persistente puede retrasar el diagnóstico de condiciones graves. Para más información sobre el vínculo entre la acidez crónica y el cáncer de estómago, consulte la guía del NHS sobre síntomas de cáncer de estómago. Una investigación temprana ayuda a garantizar un diagnóstico preciso y un tratamiento eficaz.
7. Pérdida de apetito

La pérdida de apetito es un síntoma temprano importante pero frecuentemente pasado por alto del cáncer de estómago. El cáncer puede alterar las hormonas que regulan el apetito y provocar cambios metabólicos que reducen el deseo de comer. Los tumores en el estómago también pueden obstruir físicamente el paso de los alimentos o causar inflamación, disminuyendo aún más las señales de hambre. Esta pérdida de apetito, impulsada por mecanismos biológicos, es diferente de los cambios temporales debidos al estrés, los problemas emocionales o enfermedades menores, que suelen resolverse una vez que mejora la causa subyacente. En contraste, la pérdida de apetito relacionada con el cáncer suele ser persistente y, a veces, se acompaña de saciedad temprana, pérdida de peso o una sensación general de malestar.
Es importante prestar atención a los cambios prolongados o inexplicables en el apetito, especialmente si duran más de un par de semanas o se asocian con otros síntomas digestivos. Una reducción constante en la ingesta de alimentos puede llevar rápidamente a deficiencias nutricionales y pérdida de peso no intencionada, lo que puede empeorar la salud general. Si nota una falta sostenida de interés en comer, particularmente cuando se combina con otros síntomas como náuseas o malestar abdominal, consulte a su médico para una evaluación. Para más información sobre la pérdida de apetito y su relevancia en el cáncer, visite el recurso del National Cancer Institute sobre pérdida de apetito.
8. Vómitos (a veces con sangre)

Los vómitos son otro síntoma que puede presentarse en el cáncer de estómago, especialmente a medida que la enfermedad progresa o si un tumor bloquea el movimiento normal de los alimentos a través del tracto digestivo. Los tumores pueden causar irritación, inflamación o estrechamiento del estómago, dificultando el paso de los alimentos y provocando el reflejo del vómito. Si bien los vómitos ocasionales pueden estar relacionados con enfermedades leves o intolerancias alimentarias, los vómitos persistentes o recurrentes son más preocupantes y requieren una investigación médica. De particular urgencia es la presencia de sangre en el vómito, que puede aparecer como vetas rojas brillantes o asemejarse a granos de café (sangre parcialmente digerida). Esto puede indicar sangrado del tumor u otras complicaciones graves dentro del estómago.
Vomitar sangre siempre constituye una emergencia médica y debe tratarse de inmediato, ya que puede provocar una pérdida significativa de sangre y señalar un tumor avanzado o agresivo. Si usted o alguien que conoce presenta vómitos persistentes—especialmente con cualquier signo de sangre—busque atención médica urgente. Para obtener información detallada sobre el vómito como síntoma y qué hacer si hay sangre presente, consulte la guía de la American Cancer Society sobre síntomas del cáncer de estómago. Una evaluación rápida es fundamental tanto para el diagnóstico como para el tratamiento eficaz.
9. Sangre en las heces o heces negras

La presencia de sangre en las heces o la aparición de heces negras y alquitranadas (conocidas como melena) puede ser un signo de sangrado dentro del estómago, a menudo causado por un tumor. A medida que un tumor crece, puede erosionar los vasos sanguíneos en el revestimiento del estómago, provocando un sangrado lento y persistente. Cuando la sangre pasa por el tracto digestivo, se descompone por los ácidos y enzimas del estómago, lo que hace que las heces se tornen oscuras y pegajosas. Esto es diferente de los cambios temporales en el color de las heces que pueden resultar de comer ciertos alimentos, como betabeles, regaliz o suplementos de hierro, que también pueden oscurecerlas, pero sin darles la consistencia alquitranada.
Es vital distinguir entre causas inofensivas del cambio de color de las heces y aquellas que indican sangrado interno. Las heces negras o con sangre de manera persistente, especialmente cuando se acompañan de otros síntomas como fatiga, debilidad o pérdida de peso inexplicable, requieren evaluación médica inmediata. Tales cambios pueden señalar una pérdida de sangre significativa o condiciones subyacentes como el cáncer de estómago. Para obtener información más completa sobre el sangrado gastrointestinal y sus síntomas, consulte la guía de la American Cancer Society sobre síntomas del cáncer de estómago. Una evaluación oportuna es esencial para un diagnóstico rápido y un cuidado adecuado.
10. Fatiga y debilidad

La fatiga y la debilidad son síntomas comunes en muchas enfermedades, pero en el contexto del cáncer de estómago, pueden ser más marcados y persistentes. La pérdida crónica de sangre causada por un tumor sangrante en el estómago puede provocar anemia, una condición en la que el cuerpo no tiene suficientes glóbulos rojos sanos para transportar oxígeno adecuadamente a los tejidos. Esto puede dar lugar a fatiga continua, debilidad, mareos o dificultad para respirar. Además, el propio cáncer puede alterar el metabolismo del cuerpo, aumentando el consumo de energía y contribuyendo aún más a la sensación de agotamiento. A diferencia del cansancio normal que se resuelve después del descanso o una buena noche de sueño, la fatiga relacionada con el cáncer tiende a ser constante, severa y no aliviada por el reposo.
Es importante prestar atención a la fatiga que es inexplicable, persistente o que interfiere con las actividades diarias. Si nota una disminución significativa en sus niveles de energía, particularmente si se acompaña de otros síntomas como pérdida de peso, piel pálida o heces negras, debe buscar consejo médico. La debilidad persistente puede ser un signo de sangrado interno o de una enfermedad avanzada. Para más detalles sobre la fatiga como síntoma del cáncer y cuándo buscar ayuda, visite el recurso de Cancer.Net sobre fatiga. Una evaluación temprana puede ayudar a identificar la causa subyacente y guiar el tratamiento.
11. Hinchazón o acumulación de líquido en el abdomen

La hinchazón o el aumento perceptible del tamaño abdominal puede ser un signo temprano de cáncer de estómago, a menudo resultado de una acumulación de líquido conocida como ascitis. Las células cancerosas pueden irritar el revestimiento del abdomen o bloquear el drenaje linfático, lo que lleva a la filtración de líquido dentro de la cavidad abdominal. A diferencia de la hinchazón temporal o leve que ocurre tras comer en exceso o consumir alimentos que producen gases, la ascitis suele causar una distensión persistente y progresiva que no desaparece con cambios en la dieta ni con el tiempo. El abdomen puede sentirse tenso, incómodo o pesado, y la hinchazón puede ir acompañada de dificultad para respirar o moverse.
La hinchazón abdominal persistente o que aumenta rápidamente debe tomarse en serio, especialmente si se asocia con otros síntomas como pérdida de peso inexplicable, pérdida de apetito o fatiga. Aunque la hinchazón leve es común y generalmente inofensiva, la ascitis puede indicar una condición subyacente grave como cáncer o enfermedad hepática. Si nota una hinchazón abdominal continua o empeoramiento, consulte a un médico para una evaluación exhaustiva. Para más información sobre la ascitis relacionada con el cáncer y sus síntomas, visite la guía de la American Cancer Society sobre ascitis. El reconocimiento temprano y el manejo adecuado de la ascitis son cruciales para el confort y un cuidado eficaz.
12. Dificultad para tragar

La dificultad para tragar, conocida médicamente como disfagia, puede ocurrir cuando un tumor se desarrolla cerca de la entrada del estómago (la unión gastroesofágica). A medida que el tumor crece, puede bloquear parcial o totalmente este paso, dificultando cada vez más que los alimentos o líquidos se desplacen desde el esófago hacia el estómago. A diferencia de las dificultades para tragar causadas por dolor de garganta o inflamaciones temporales—donde suele haber dolor o molestia que mejora en pocos días—la disfagia relacionada con el cáncer normalmente empeora con el tiempo y no está asociada con infecciones ni dolor en reposo.
Las personas pueden notar inicialmente una sensación de que los alimentos “se atascan” o se ralentizan al tragar sólidos, y más adelante incluso los líquidos pueden ser difíciles de tragar. Esto puede llevar a una reducción en la ingesta de alimentos, pérdida de peso y deshidratación. Si experimenta dificultad persistente o progresiva para tragar, especialmente en ausencia de otras causas comunes como resfriados o alergias, es importante buscar evaluación médica. Un diagnóstico temprano puede ayudar a identificar la causa y permitir una intervención oportuna. Para más detalles sobre la disfagia y su relación con el cáncer de estómago, visite la página de síntomas de la American Cancer Society sobre cáncer de estómago. La atención temprana puede mejorar los resultados y la calidad de vida.
13. Eructos frecuentes

Los eructos frecuentes pueden ser un síntoma pasado por alto pero significativo que puede señalar problemas estomacales subyacentes, incluido el cáncer. En el contexto del cáncer de estómago, los tumores pueden alterar la digestión normal, ralentizar el vaciado gástrico y aumentar la producción de gases dentro del estómago. Esto conduce a una mayor acumulación de aire y gas, que el cuerpo expulsa a través de eructos. A diferencia de los eructos ocasionales que resultan de consumir bebidas carbonatadas, comer demasiado rápido o tragar aire—situaciones que normalmente se resuelven pronto—los eructos persistentes o excesivos pueden indicar un problema médico subyacente.
Cuando los eructos son frecuentes y no están claramente relacionados con hábitos alimenticios, pueden ir acompañados de otros síntomas como malestar abdominal, sensación de llenura o pérdida de peso inexplicable. Este patrón es diferente de los eructos transitorios, que son temporales y predecibles. Si los eructos ocurren regularmente durante varias semanas, o si se asocian con otros cambios digestivos, es importante vigilar estos síntomas y consultar a un médico. Los eructos persistentes a veces pueden ser un signo temprano de alteraciones en la función del estómago, incluida la malignidad. Para más información sobre los síntomas digestivos y sus causas, visite la página de síntomas del cáncer de estómago de Cancer Research UK. Una evaluación temprana ayuda a garantizar un diagnóstico y cuidado oportunos.
14. Hinchazón después de comer

La hinchazón después de comer a veces puede ser más que el simple resultado de consumir alimentos que producen gases; puede ser un signo temprano de problemas estomacales subyacentes, incluido el cáncer. Los tumores en el estómago pueden interferir con el vaciado normal de los alimentos al bloquear o ralentizar el movimiento natural de los contenidos a través del tracto digestivo. Esto puede causar una sensación de presión, tensión o llenura que persiste mucho después de una comida. A diferencia de la hinchazón predecible que sigue al consumo de frijoles, lentejas o bebidas carbonatadas—que generalmente se resuelve en pocas horas—la hinchazón relacionada con el cáncer tiende a ser persistente, incluso cuando se evitan los desencadenantes dietéticos.
La hinchazón crónica después de las comidas, que ocurre con comidas pequeñas o sin causas dietéticas conocidas, no debe ignorarse, especialmente si se acompaña de otros síntomas como saciedad temprana, pérdida de peso o malestar abdominal. Vigilar la frecuencia y la intensidad de la hinchazón puede ayudar a identificar patrones que requieren atención médica. Si experimenta hinchazón persistente o inexplicable después de comer, es importante consultar a un profesional de la salud para una evaluación. Para más información sobre la hinchazón y su posible relación con el cáncer de estómago, consulte la guía de la American Cancer Society sobre síntomas del cáncer de estómago. Reconocerlo temprano puede conducir a un diagnóstico y tratamiento oportunos.
15. Anemia (bajo nivel de glóbulos rojos)

La anemia, definida como un nivel bajo de glóbulos rojos, es una complicación común del sangrado crónico causado por tumores estomacales. A medida que estos tumores erosionan el revestimiento del estómago, pueden provocar una pérdida de sangre lenta pero persistente que puede pasar desapercibida durante meses. Con el tiempo, este sangrado oculto agota las reservas de hierro del cuerpo, dando lugar a anemia por deficiencia de hierro. A diferencia de la anemia causada por una dieta deficiente—que generalmente se desarrolla de manera gradual debido a una ingesta insuficiente de alimentos ricos en hierro—la anemia relacionada con el cáncer suele ser más grave y puede no mejorar solo con cambios en la dieta. Los síntomas pueden incluir fatiga persistente, piel pálida, dificultad para respirar y palpitaciones.
Las personas con mayor riesgo de cáncer de estómago, como aquellas con antecedentes familiares o ciertas condiciones genéticas, deben considerar análisis de sangre regulares para vigilar la anemia. Los exámenes rutinarios pueden ayudar a detectar cambios en los niveles de glóbulos rojos de manera temprana, incluso antes de que se desarrollen otros síntomas. Si experimenta síntomas inexplicables de anemia o nota signos de pérdida de sangre, como heces negras, es importante buscar atención médica rápidamente. Para más detalles sobre la anemia en el contexto del cáncer, visite el recurso de la American Cancer Society sobre anemia. La identificación temprana puede mejorar los resultados del tratamiento y la calidad de vida.
16. Piel pálida

La piel pálida, o palidez, puede ser un signo visible de anemia subyacente, que a menudo resulta del sangrado crónico asociado con el cáncer de estómago. Cuando el cuerpo pierde sangre lentamente con el tiempo, como puede suceder con un tumor sangrante en el estómago, hay menos glóbulos rojos disponibles para transportar oxígeno por todo el cuerpo. Esta reducción en la oxigenación conduce a una apariencia más pálida de la piel y de las membranas mucosas, como el interior de la boca o el revestimiento de los párpados. Este tipo de palidez es distinta de las variaciones normales del tono de piel causadas por factores como la exposición al sol, cambios estacionales o estrés temporal, que normalmente se resuelven sin intervención.
Si la palidez persiste a pesar de mantener un estilo de vida constante y se acompaña de otros síntomas como fatiga, debilidad o dificultad para respirar, no debe ignorarse. Notar un cambio en la complexión, especialmente si es un desarrollo nuevo o inexplicable, requiere una evaluación médica para determinar la causa. La palidez persistente puede ser un indicador temprano de anemia significativa y debe motivar a los profesionales de la salud a investigar posibles fuentes de pérdida de sangre, incluido el cáncer de estómago. Para más información sobre la conexión entre la palidez y la anemia, visite la página de recursos sobre anemia de la American Cancer Society. El reconocimiento temprano es crucial para un diagnóstico y tratamiento oportunos.
17. Ganglios linfáticos inflamados

Los ganglios linfáticos inflamados pueden ser un signo de que el cáncer de estómago se ha propagado más allá del propio estómago. Los ganglios linfáticos son pequeñas estructuras en forma de frijol que desempeñan un papel crucial en el sistema inmunológico del cuerpo al filtrar sustancias dañinas y ayudar a combatir infecciones. Cuando las células cancerosas se desprenden de un tumor estomacal, pueden viajar a través del sistema linfático y quedar atrapadas en los ganglios cercanos, lo que provoca que se agranden. Esta hinchazón generalmente no es dolorosa y puede aparecer en áreas como el cuello, la clavícula o las axilas cuando está relacionada con el cáncer de estómago.
Es importante distinguir entre la inflamación de los ganglios linfáticos causada por el cáncer y la causada por infecciones comunes. Los ganglios inflamados por infecciones suelen ser sensibles, blandos y pueden ir acompañados de síntomas como fiebre o dolor de garganta. En contraste, los ganglios linfáticos inflamados relacionados con el cáncer suelen ser firmes, indoloros y persistentes, sin resolverse en un par de semanas. Si nota ganglios linfáticos inflamados que no disminuyen de tamaño, continúan creciendo o se acompañan de otros síntomas como pérdida de peso inexplicable o fatiga, es importante buscar atención médica. Para más información sobre la participación de los ganglios linfáticos en el cáncer de estómago, visite la guía de la American Cancer Society sobre estadificación del cáncer de estómago. Una evaluación temprana es esencial para un manejo eficaz.
18. Ictericia (color amarillento de piel y ojos)

La ictericia, caracterizada por el color amarillento de la piel y la parte blanca de los ojos, puede presentarse cuando el cáncer de estómago en etapa avanzada se propaga al hígado o bloquea los conductos biliares. Los tumores cancerosos pueden afectar la capacidad del hígado para procesar y excretar la bilirrubina, un pigmento amarillo producido por la descomposición de los glóbulos rojos. A medida que la bilirrubina se acumula en la sangre, la piel y los ojos adquieren un tono amarillento distintivo. Esto es diferente de la ictericia causada por hepatitis u otras enfermedades hepáticas, que normalmente resultan de infecciones virales o condiciones autoinmunes en lugar de crecimiento tumoral y metástasis.
La ictericia es un síntoma grave que requiere evaluación médica inmediata, ya que a menudo indica que el cáncer ha alcanzado una etapa avanzada o está afectando órganos críticos. Además del color amarillento de la piel y los ojos, otros signos pueden incluir orina oscura, heces pálidas y picazón. Si usted o alguien que conoce desarrolla ictericia, especialmente si va acompañada de otros signos de advertencia como pérdida de peso, dolor abdominal o hinchazón, busque atención médica de inmediato. Para más información sobre la ictericia y su relación con el cáncer, visite la página de síntomas del cáncer de estómago de la American Cancer Society. La intervención temprana es crucial para un manejo y cuidado efectivos.
19. Fiebre inexplicable

La fiebre inexplicable a veces puede ser un indicador de cáncer subyacente, incluido el cáncer de estómago. A medida que el sistema inmunológico responde a la presencia de células malignas, puede desencadenar fiebre de bajo grado persistente. Esto es el resultado del intento del cuerpo por combatir el crecimiento anormal de células y la inflamación causada por los tumores. A diferencia de las fiebres por infecciones comunes—como la gripe o un resfriado—que suelen ser más altas, aparecen de manera repentina y se resuelven en unos pocos días, las fiebres relacionadas con el cáncer suelen ser leves, crónicas y no responden a los medicamentos típicos para reducir la fiebre. También pueden ir acompañadas de sudores nocturnos o escalofríos.
Si experimenta una fiebre que dura más de una semana sin una causa obvia, como infección o vacunación reciente, es importante buscar evaluación médica. Las fiebres persistentes, especialmente cuando se combinan con otros síntomas como pérdida de peso inexplicable, sudores nocturnos o fatiga, no deben ignorarse. Tales síntomas pueden indicar que el cuerpo está montando una respuesta inmune continua a un problema subyacente, incluido el cáncer. Para más información sobre las fiebres inexplicables y el cáncer, visite la guía de la American Cancer Society sobre fiebre y cáncer. Una evaluación temprana es esencial para un diagnóstico e intervención adecuados.
20. Hipo frecuente

El hipo frecuente, aunque a menudo se considera inofensivo y temporal, en ocasiones puede ser un signo de condiciones médicas subyacentes, incluido el cáncer de estómago. Los tumores ubicados cerca de la parte superior del estómago o del diafragma pueden irritar los nervios frénico o vago, que controlan el movimiento del diafragma. Esta irritación puede provocar hipo persistente o recurrente que resulta difícil de detener. A diferencia del hipo común que ocurre después de comer demasiado rápido, beber bebidas carbonatadas o una emoción repentina—que típicamente desaparece en minutos—el hipo relacionado con el cáncer tiende a prolongarse y puede aparecer sin un desencadenante claro.
Aunque el hipo de corta duración casi siempre es benigno, el hipo continuo o inusualmente frecuente que dura más de 48 horas debe tomarse en serio, especialmente si se acompaña de otros síntomas como dificultad para tragar, malestar abdominal o pérdida de peso inexplicable. El hipo persistente puede interferir con la alimentación, el sueño y la calidad de vida en general, lo que señala la necesidad de una evaluación médica exhaustiva. Si experimenta hipo crónico sin una causa clara, consulte a un médico para descartar problemas graves subyacentes. Para más información sobre el hipo persistente y su asociación con el cáncer, visite la página de la American Cancer Society sobre hipo y cáncer. La atención oportuna es esencial para un cuidado adecuado.
21. Sabor inusual en la boca

Un sabor inusual o metálico en la boca, conocido como disgeusia, puede ser experimentado por algunas personas con cáncer de estómago. Esta alteración del gusto puede ocurrir debido al propio cáncer, que puede liberar sustancias que afectan las papilas gustativas, o como resultado de la inflamación y los cambios metabólicos en el cuerpo. Además, los tratamientos contra el cáncer, como la quimioterapia o la radioterapia, son conocidos por alterar las sensaciones normales del gusto. En contraste con los cambios de sabor temporales causados por ciertos alimentos, medicamentos o enfermedades menores—como un sabor persistente tras consumir ajo o antibióticos—las alteraciones del gusto relacionadas con el cáncer suelen ser persistentes y no están vinculadas a elecciones dietéticas recientes.
Si nota un cambio persistente en el sentido del gusto que dura varias semanas y no está asociado con una causa clara, es importante vigilar si hay síntomas acompañantes como pérdida de apetito, pérdida de peso o molestias en la boca. Los cambios de sabor continuos pueden afectar la nutrición y la calidad de vida, por lo que una evaluación temprana es importante. Si los sabores inusuales persisten, especialmente junto con otros signos preocupantes, busque consejo médico para una investigación adecuada. Para más detalles, visite el recurso de Cancer.Net sobre cambios en el gusto. El reconocimiento temprano puede ayudar a identificar problemas de salud subyacentes y guiar el manejo adecuado.
22. Mal aliento (halitosis)

El mal aliento, o halitosis, a veces puede ser un signo pasado por alto de problemas digestivos subyacentes, incluido el cáncer de estómago. Cuando los tumores alteran la función normal del estómago, los alimentos pueden permanecer más tiempo en él, lo que conduce a fermentación y al crecimiento de bacterias que producen compuestos de olor desagradable. En algunos casos, los vómitos persistentes o el reflujo asociados con el cáncer también pueden contribuir al mal olor del aliento. Este tipo de halitosis es diferente del mal aliento temporal causado por consumir alimentos intensos como ajo o cebolla, que normalmente desaparece después de cepillarse los dientes o con el paso de unas horas.
El mal aliento persistente que no mejora con la higiene oral normal, como el cepillado regular, el uso de hilo dental y enjuague bucal, debe tomarse en serio—especialmente si se acompaña de otros síntomas como náuseas, pérdida de peso inexplicable o cambios en el apetito. La halitosis crónica puede indicar angustia digestiva continua o infección y requiere una evaluación exhaustiva. Si nota mal aliento continuo sin una causa clara o si no responde al cuidado oral estándar, consulte a un médico para descartar problemas gastrointestinales o sistémicos. Para más información sobre el mal aliento y su relación con la salud digestiva, visite la página de Cancer.Net sobre salud oral y cáncer. Una evaluación oportuna puede ayudar a abordar tanto los síntomas como las causas subyacentes.
23. Tos persistente

La tos persistente a veces puede estar relacionada con el cáncer de estómago, especialmente cuando la enfermedad afecta áreas cercanas a la unión gastroesofágica o provoca reflujo ácido. Los tumores pueden ejercer presión sobre la parte inferior del esófago, lo que conduce al reflujo del contenido estomacal hacia la garganta, irritando las vías respiratorias y desencadenando tos crónica. A diferencia de la tos aguda asociada con resfriados comunes o infecciones respiratorias—que normalmente se resuelve en un par de semanas y suele ir acompañada de otros síntomas como congestión o fiebre—la tos relacionada con el cáncer de estómago tiende a prolongarse y puede no responder a los remedios comunes para la tos.
Este tipo de tos puede ser seca o, en ocasiones, productiva, y puede empeorar después de comer o al acostarse. Si experimenta una tos que dura más de tres semanas, especialmente si se acompaña de síntomas como acidez, dificultad para tragar o pérdida de peso inexplicable, es importante buscar una evaluación. La tos persistente o inexplicable requiere atención, ya que puede indicar problemas gastrointestinales o respiratorios subyacentes. Para más información sobre el vínculo entre la tos y los trastornos digestivos, visite la página de síntomas del cáncer de estómago de Cancer Research UK. Una consulta temprana con un médico puede ayudar a garantizar un diagnóstico adecuado y un tratamiento oportuno.
24. Ronquera o cambios en la voz

La ronquera o los cambios notables en la voz pueden ser un síntoma indirecto del cáncer de estómago, particularmente cuando la enfermedad provoca reflujo ácido crónico o, en casos poco frecuentes, se disemina a tejidos cercanos. El reflujo ácido, más probable cuando un tumor afecta la unión gastroesofágica, puede hacer que el ácido estomacal llegue a la garganta y la laringe, irritando las cuerdas vocales y provocando una voz áspera, débil o alterada. En casos avanzados, el cáncer puede propagarse a ganglios linfáticos u otras estructuras cercanas a la garganta, afectando directamente la función vocal. Esto es claramente distinto de la ronquera temporal causada por gritar, cantar o un resfriado leve, que suele resolverse en pocos días cuando las cuerdas vocales se recuperan.
Si experimenta ronquera o cambios en la voz que persisten durante más de dos semanas, especialmente en ausencia de esfuerzo vocal reciente o infección, es importante buscar atención médica. Preste atención a síntomas adicionales como dificultad para tragar, tos crónica o molestias inexplicables en la garganta, que pueden sugerir un problema gastrointestinal o sistémico subyacente. Para más información sobre los cambios en la voz y su relación con la salud digestiva, visite la página de síntomas del cáncer de estómago de la American Cancer Society. Una evaluación temprana puede ayudar a aclarar la causa y guiar el cuidado adecuado.
25. Sudores nocturnos inexplicables

Los sudores nocturnos inexplicables pueden ser un síntoma sutil pero importante en personas con neoplasias malignas subyacentes, incluido el cáncer de estómago. La respuesta inmunitaria del cuerpo al cáncer y la actividad metabólica de los tumores pueden alterar la regulación hormonal normal, provocando sudoración excesiva durante el sueño. A diferencia de la transpiración causada por el clima caluroso, mantas pesadas o ejercicio vigoroso, los sudores nocturnos relacionados con el cáncer suelen presentarse independientemente de la temperatura ambiental o de la ropa de cama. Estos episodios a menudo empapan la ropa y las sábanas, y no están vinculados a factores externos.
La sudoración nocturna ocasional es común y generalmente inofensiva, pero los sudores nocturnos persistentes e inexplicables—especialmente cuando se acompañan de otros síntomas como pérdida de peso, fiebre o fatiga—deben despertar preocupación. Los mecanismos subyacentes pueden incluir la liberación de citocinas inflamatorias, fiebre asociada al cáncer o el intento del cuerpo de combatir la enfermedad. Si se despierta repetidamente con la ropa de cama empapada sin causa aparente, es importante consultar a un médico para una evaluación. Tales síntomas pueden ser una señal temprana de un problema de salud grave que merece investigación. Para más información, visite la guía de la American Cancer Society sobre sudores nocturnos y cáncer. Una evaluación oportuna puede ayudar a identificar y tratar la causa raíz.
26. Cambios en la piel o erupciones

Aunque poco comunes, ciertos cambios en la piel o erupciones a veces pueden señalar una neoplasia maligna subyacente como el cáncer de estómago. Estos cambios, conocidos como síndromes paraneoplásicos, ocurren cuando el sistema inmunológico del cuerpo reacciona al cáncer o cuando el tumor produce sustancias que afectan la piel. Ejemplos incluyen la acantosis nigricans (parches oscuros y aterciopelados en pliegues del cuerpo), la dermatomiositis (erupción rojiza o violácea en la cara y manos) o brotes repentinos e inexplicables de picazón o urticaria. Estas manifestaciones cutáneas paraneoplásicas suelen ser persistentes y no responden a los tratamientos habituales para problemas cutáneos comunes.
En contraste, la mayoría de las erupciones cotidianas son causadas por alergias, irritantes, infecciones o trastornos cutáneos menores y tienden a resolverse con remedios de venta libre o cambios en el entorno. Los cambios cutáneos relacionados con el cáncer suelen ser más extensos, inusuales en apariencia y resistentes a los tratamientos típicos. Si nota decoloración persistente, engrosamiento o erupciones inusuales en la piel—especialmente si ocurren junto con otros signos de advertencia como pérdida de peso inexplicable, fatiga o síntomas digestivos—es importante buscar una evaluación médica. Para más información sobre los cambios en la piel asociados con el cáncer, consulte la página de la American Cancer Society sobre problemas de la piel y cáncer. El reconocimiento temprano puede ayudar con el diagnóstico y tratamiento.
27. Pérdida muscular (caquexia)

La pérdida muscular, clínicamente conocida como caquexia, es una manifestación significativa y en ocasiones temprana del cáncer de estómago. El cáncer altera el metabolismo del cuerpo, provocando un aumento en la degradación de músculo y grasa incluso cuando la ingesta calórica se mantiene relativamente normal. Los tumores liberan sustancias químicas que interrumpen los procesos metabólicos normales, lo que conduce a una pérdida rápida e involuntaria de masa y fuerza muscular. Esto es diferente de la pérdida muscular por inactividad o envejecimiento, que generalmente ocurre de forma gradual y puede revertirse con ejercicio y una mejor nutrición.
La caquexia suele ir acompañada de fatiga, debilidad y dificultad para realizar actividades cotidianas. La pérdida muscular repentina o rápida—especialmente cuando la ingesta de alimentos es normal o solo ligeramente reducida—debe considerarse sospechosa. Vigilar cambios en el tono muscular, la fuerza de agarre o el adelgazamiento inexplicable de las extremidades puede ayudar a identificar la aparición de caquexia. Si experimenta pérdida de masa o fuerza muscular sin causa aparente, es importante consultar a su médico sin demora. La intervención temprana puede ayudar a abordar las necesidades nutricionales y mejorar la calidad de vida. Para más información sobre la caquexia en el cáncer, visite el recurso de la American Cancer Society sobre pérdida de apetito y caquexia. Reconocer y manejar la caquexia es crucial para la atención integral del cáncer.
28. Infecciones frecuentes

Las infecciones frecuentes pueden ser una señal de advertencia de cáncer subyacente, incluido el cáncer de estómago, debido a la capacidad reducida del sistema inmunológico para combatir patógenos. El cáncer y los cambios metabólicos asociados pueden debilitar las defensas inmunitarias al alterar la producción y función de los glóbulos blancos. Esta supresión inmunológica hace que el cuerpo sea más susceptible a infecciones que normalmente serían fáciles de superar. En contraste, la mayoría de las personas experimentan infecciones ocasionales, como resfriados o gripe, típicamente en ciertas estaciones o tras la exposición a personas enfermas. Estas enfermedades habituales generalmente se resuelven con descanso y tratamientos estándar.
Sin embargo, infecciones repetidas o inusualmente graves—como infecciones respiratorias, urinarias o cutáneas persistentes—deben generar preocupación, especialmente si ocurren junto con otros síntomas como fatiga, pérdida de peso inexplicable o problemas digestivos crónicos. La enfermedad persistente también puede indicar anemia o desnutrición causada por el propio cáncer. Si experimenta infecciones recurrentes sin una causa clara, es importante buscar evaluación médica para determinar el motivo subyacente. Para más información sobre cómo el cáncer afecta al sistema inmunológico y señales de advertencia de infecciones frecuentes, visite la guía de la American Cancer Society sobre infecciones y cáncer. Un diagnóstico e intervención oportunos pueden ayudar a prevenir complicaciones y mejorar los resultados.
29. Orina oscura

La orina oscura puede ser un síntoma preocupante cuando se asocia con cáncer de estómago, ya que puede indicar sangrado interno o afectación hepática. Si un tumor causa sangrado en el tracto digestivo, algunos productos de la descomposición de la sangre pueden ser absorbidos y luego excretados en la orina, dándole un color más oscuro. Además, si el cáncer de estómago se disemina al hígado o bloquea los conductos biliares, puede provocar una acumulación de bilirrubina, un pigmento amarillo, que luego es filtrado por los riñones y oscurece la orina aún más. Esto es diferente de la orina oscura causada por deshidratación—donde la orina generalmente vuelve a un color más claro tras una adecuada ingesta de líquidos—o por el consumo de ciertos alimentos o medicamentos que alteran el color de forma temporal.
La orina oscura persistente que no mejora con hidratación adecuada, especialmente si se acompaña de otros síntomas como ictericia (color amarillento de la piel o los ojos), heces pálidas, fatiga inexplicable o dolor abdominal, debe motivar una evaluación médica inmediata. Estos síntomas pueden indicar complicaciones graves, como disfunción hepática o sangrado significativo, que requieren atención urgente. Para más detalles sobre los síntomas digestivos y hepáticos relacionados con el cáncer, visite la página de síntomas del cáncer de estómago de la American Cancer Society. Una evaluación temprana puede ayudar a identificar la causa y guiar el tratamiento adecuado.
30. Moretones inusuales

Los moretones inusuales pueden ser un síntoma importante pero a veces pasado por alto de problemas de salud subyacentes, incluido el cáncer de estómago. A medida que el cáncer avanza, en ocasiones puede provocar trastornos hemorrágicos al afectar la capacidad del cuerpo para producir suficientes plaquetas o al interferir con la función del hígado, esencial para la coagulación normal de la sangre. Esto puede dar lugar a hematomas fáciles o espontáneos, incluso con traumas mínimos o inexistentes. A diferencia de los moretones comunes que aparecen tras un golpe o lesión—con una causa conocida y un patrón predecible—los moretones relacionados con trastornos de coagulación suelen ser más grandes, frecuentes y aparecen en lugares inusuales como el tronco, los brazos o las piernas sin motivo aparente.
Los moretones persistentes o inexplicables no deben ignorarse, especialmente si se acompañan de otros signos de sangrado, como sangrado nasal, sangrado de encías o la presencia de sangre en las heces o la orina. Tales síntomas pueden indicar un problema subyacente grave, incluido un trastorno hemorrágico o disfunción hepática asociada al cáncer. Si nota moretones frecuentes o inexplicables, es importante buscar consejo médico para una evaluación y diagnóstico adecuados. Para más información sobre sangrado y moretones en el cáncer, visite el recurso de la American Cancer Society sobre hemorragias y hematomas. La detección temprana puede mejorar el manejo y los resultados.
31. Mareos inexplicables

El mareo inexplicable puede ser un síntoma sutil pero significativo del cáncer de estómago, a menudo relacionado con anemia subyacente o pérdida de sangre crónica. Cuando un tumor en el estómago provoca un sangrado lento y persistente, el conteo de glóbulos rojos disminuye gradualmente, reduciendo la cantidad de oxígeno que llega al cerebro y otros órganos. Esto puede generar sensaciones de aturdimiento, debilidad o incluso desmayos. A diferencia del mareo breve causado por deshidratación, levantarse de forma brusca o saltarse comidas—que suele resolverse rápidamente con hidratación o descanso—el mareo relacionado con el cáncer tiende a ser más persistente y puede acompañarse de fatiga, palidez o falta de aire.
Si experimenta mareos continuos o empeoramiento sin causa clara, especialmente en combinación con síntomas de anemia o sangrado interno, es importante buscar evaluación médica. Registrar la frecuencia y duración de los episodios puede ayudar en el diagnóstico. Para más información sobre mareos, anemia y pérdida de sangre relacionada con el cáncer, visite el recurso sobre anemia de la American Cancer Society. El reconocimiento temprano es clave para un tratamiento adecuado.
32. Falta de aire

La falta de aire, o disnea, puede desarrollarse en personas con cáncer de estómago, principalmente debido a la anemia causada por sangrado crónico del tumor. A medida que disminuye el número de glóbulos rojos, la capacidad del cuerpo para transportar oxígeno a tejidos y órganos se ve comprometida, lo que produce sensación de ahogo incluso durante actividades cotidianas. Esta experiencia difiere claramente de la falta de aire temporal tras ejercicio intenso, que desaparece con el descanso y es normal en personas sanas.
Cuando la disnea es persistente, aparece con actividad mínima o surge de forma repentina sin esfuerzo, merece una evaluación médica inmediata. Este síntoma puede acompañarse de fatiga, piel pálida o latidos rápidos. Si la falta de aire es continua, nueva o está asociada a signos de pérdida de sangre, es fundamental consultar a un médico sin demora. Para más información sobre la disnea relacionada con anemia y cáncer, visite la página de la American Cancer Society sobre anemia. La detección temprana permite un mejor manejo y resultados.
33. Dolor en el hombro (dolor referido)

El dolor en el hombro, especialmente cuando aparece sin lesión evidente ni sobreuso, puede ser un tipo de dolor referido relacionado con condiciones abdominales como el cáncer de estómago. El dolor referido ocurre cuando una molestia de una parte del cuerpo se percibe en otra zona debido a conexiones nerviosas compartidas. En el caso del cáncer de estómago, la irritación o inflamación del diafragma (que comparte vías nerviosas con el hombro) puede generar dolor en la punta del hombro, sobre todo del lado izquierdo. Esto es distinto del dolor muscular por tensión, mala postura o traumatismo, que suele localizarse, empeorar con el movimiento y aliviarse con descanso o fisioterapia.
El dolor inexplicable y persistente en el hombro que no mejora con tratamientos comunes—especialmente si se acompaña de molestias abdominales, hinchazón o síntomas digestivos—debe investigarse médicamente. Reconocer a tiempo el dolor referido puede ayudar a identificar problemas subyacentes. Si experimenta dolor prolongado en el hombro sin causa clara, consulte a un profesional de salud. Para más información sobre dolor referido y cáncer abdominal, visite la página de síntomas del cáncer de estómago de Cancer Research UK.
34. Dolor de espalda

El dolor de espalda a veces puede señalar algo más que tensión musculoesquelética; puede indicar que el cáncer de estómago se ha diseminado (metástasis) a tejidos o nervios cercanos. Los tumores en la parte superior del estómago o los que invaden el peritoneo pueden irritar nervios que inervan la espalda, causando dolor persistente y profundo. A diferencia del dolor lumbar típico por postura, esfuerzo o sobrecarga muscular—que suele localizarse, mejora con reposo y responde a estiramientos—el dolor relacionado con el cáncer es más constante, menos sensible a los tratamientos convencionales y puede empeorar progresivamente.
El dolor de espalda persistente, inexplicable o acompañado de molestias abdominales, pérdida de peso o fatiga debe tomarse en serio. Es especialmente preocupante si es profundo, no relacionado con el movimiento o ocurre junto a sudores nocturnos y otros signos sistémicos. Ante dolor inusual o crónico sin causa clara, consulte a un médico. Para más detalles, visite la página de la American Cancer Society sobre síntomas de cáncer de estómago.
35. Hinchazón sobre la clavícula (nódulo de Virchow)

La hinchazón sobre la clavícula, específicamente en el lado izquierdo en el sitio conocido como nódulo de Virchow, puede ser un indicador importante de cáncer de estómago avanzado. Este ganglio linfático, situado justo encima de la clavícula, actúa como centinela del drenaje linfático abdominal. Cuando las células cancerosas del estómago se diseminan por el sistema linfático, pueden quedar atrapadas en este ganglio, provocando su aumento de tamaño. A diferencia de la inflamación temporal y dolorosa de los ganglios por infecciones comunes—como una faringitis—el nódulo de Virchow suele ser duro, indoloro y persistente, y no disminuye con antibióticos ni con el tiempo.
La presencia de un nódulo de Virchow agrandado se considera un signo clásico de enfermedad metastásica y requiere evaluación médica inmediata. Puede acompañarse de pérdida de peso inexplicable, fatiga o problemas digestivos. Si nota una hinchazón dura y persistente sobre la clavícula, consulte sin demora a un médico. Para más detalles, visite la página de síntomas del cáncer de estómago de Cancer Research UK.
36. Hipo persistente

El hipo persistente, definido como hipo que dura más de 48 horas, puede ser un signo temprano de afecciones subyacentes, incluido el cáncer de estómago. El hipo crónico puede producirse cuando un tumor en el estómago o abdomen superior irrita el diafragma o los nervios (frénico o vago) que controlan su movimiento. Esta irritación interrumpe las contracciones rítmicas normales del diafragma, causando episodios continuos e involuntarios de hipo. En contraste, el hipo común surge tras comer rápido, beber gaseosas o una emoción repentina, y suele resolverse en minutos.
Aunque la mayoría de los casos de hipo son inofensivos y autolimitados, el hipo persistente o intratable—especialmente acompañado de dificultad para tragar, pérdida de peso o dolor abdominal—debe investigarse médicamente. El hipo crónico puede afectar el sueño, la alimentación y la calidad de vida, por lo que merece atención. Para más información, consulte el recurso de la American Cancer Society sobre hipo.
37. Úlceras bucales persistentes

Las úlceras bucales persistentes, también llamadas aftas, pueden ser un signo de problemas sistémicos subyacentes, incluido el cáncer de estómago. El cáncer puede debilitar el sistema inmunológico y provocar deficiencias nutricionales, especialmente de hierro, vitamina B12 y ácido fólico, nutrientes clave para la salud de los tejidos mucosos. Con una respuesta inmune comprometida o nutrición deficiente, la boca se vuelve más vulnerable a ulceraciones crónicas y cicatrización lenta. Esto difiere de las aftas comunes por morderse accidentalmente, ingerir alimentos calientes o irritaciones menores, que sanan en 1 a 2 semanas.
Las úlceras que duran varias semanas, reaparecen con frecuencia o se acompañan de pérdida de peso, fatiga persistente o cambios en el apetito, deben evaluarse médicamente. Identificar la causa es crucial para preservar la alimentación y el bienestar. Para más información, visite la página de Cancer.Net sobre problemas orales y salud bucal en el cáncer.
38. Sangrado de encías

El sangrado de encías puede ser señal de un trastorno hemorrágico subyacente en personas con cáncer de estómago, debido a pérdida crónica de sangre, bajo recuento de plaquetas o disfunción hepática. Estos factores interfieren con la coagulación sanguínea, provocando sangrado fácil incluso con cepillado suave o de forma espontánea. Esto es diferente del sangrado por gingivitis o periodontitis, que suele deberse a placa bacteriana y mala higiene oral, acompañado de encías hinchadas y sensibles que mejoran con cuidado dental.
El sangrado inexplicable o persistente de encías—especialmente sin enfermedad periodontal visible o trabajo dental reciente—debe evaluarse médicamente. Es preocupante si ocurre junto a sangrado nasal frecuente, hematomas o sangre en heces u orina. Estos signos pueden indicar un problema grave que requiere atención médica. Para más información sobre sangrado y cáncer, consulte el recurso de la American Cancer Society sobre hemorragias y moretones.
39. Cambios en el gusto

Los cambios en el gusto, conocidos como disgeusia, pueden ser un síntoma temprano o continuo en personas con cáncer de estómago. Pueden surgir por efectos directos del cáncer en el metabolismo, la respuesta inflamatoria o deficiencias nutricionales que afectan los receptores gustativos. Además, las alteraciones digestivas y químicas durante la enfermedad pueden distorsionar o disminuir el gusto. Esto es diferente de la alteración temporal por resfriado, gripe o sinusitis, que se resuelve al desaparecer la infección.
Los cambios persistentes en el gusto van desde sabor metálico o amargo hasta pérdida total del gusto (ageusia) y afectan el apetito y la relación con la comida. Si duran semanas, carecen de causa clara o se acompañan de pérdida de peso, llagas en la boca o problemas digestivos, se debe buscar atención médica. Para más detalles, visite el recurso de Cancer.Net sobre cambios en el gusto.
40. Sed aumentada

La sed aumentada, o polidipsia, puede ser un signo sutil de problemas de salud, incluido el cáncer de estómago. El cáncer puede provocar alteraciones metabólicas y de líquidos corporales, especialmente si causa sangrado crónico, deshidratación o cambios en la función renal. El cuerpo responde aumentando la necesidad de beber. Esto difiere de la sed temporal por ejercicio, calor o alimentos salados, que desaparece tras la hidratación.
La sed persistente o inexplicable—junto a fatiga, orina oscura, micción frecuente o pérdida de peso—merece evaluación médica. El cáncer, la deshidratación gastrointestinal o complicaciones como hipercalcemia pueden ser causas. Para más información, visite el recurso de la American Cancer Society sobre deshidratación.
41. Entumecimiento u hormigueo en manos/pies

El entumecimiento u hormigueo en las manos y los pies—conocido médicamente como neuropatía periférica—puede presentarse en personas con cáncer de estómago, a menudo como resultado de deficiencias vitamínicas. Los tumores estomacales y los problemas digestivos relacionados pueden afectar la absorción de nutrientes esenciales como la vitamina B12, el ácido fólico y otras vitaminas del complejo B. Estos nutrientes son cruciales para el buen funcionamiento nervioso, y su deficiencia puede causar irritación nerviosa, lo que resulta en sensaciones de entumecimiento, hormigueo o incluso dolor ardiente. Esto es distinto del entumecimiento temporal que ocurre al permanecer mucho tiempo en una posición o por una breve compresión nerviosa, el cual desaparece rápidamente al reanudar el movimiento normal.
El entumecimiento y hormigueo persistentes o progresivos—especialmente cuando no se explican por postura, lesión u otras causas evidentes—no deben ignorarse. Estos síntomas también pueden acompañarse de debilidad, dificultad para caminar o pérdida de coordinación. Si experimenta entumecimiento u hormigueo continuos, especialmente junto con otros signos de alerta como fatiga, pérdida de peso o problemas digestivos, busque una evaluación médica. La intervención temprana puede ayudar a identificar la causa subyacente y prevenir un mayor daño nervioso. Para más información sobre problemas nerviosos, deficiencias vitamínicas y cáncer, visite el recurso de Cancer.Net sobre efectos secundarios en el sistema nervioso. Reconocer y tratar estos síntomas favorece mejores resultados a largo plazo.
42. Dificultad para concentrarse

La dificultad para concentrarse, a menudo descrita como “mente nublada”, puede ser un síntoma sutil pero significativo del cáncer de estómago. La anemia, causada por sangrado crónico de un tumor, reduce el suministro de oxígeno al cerebro, lo que puede afectar la función cognitiva. Además, la malnutrición derivada de la falta de apetito, las náuseas o las dificultades digestivas puede privar al cerebro de nutrientes esenciales para un rendimiento óptimo. Este tipo de deterioro cognitivo difiere de la distracción normal causada por el estrés, la fatiga o la multitarea, que generalmente se resuelve con descanso o un cambio de entorno.
La dificultad constante para enfocarse, el olvido o la fatiga mental que interfieren con las tareas diarias—aun después de dormir bien—no deben pasarse por alto. Los problemas cognitivos persistentes, especialmente cuando se acompañan de síntomas como fatiga, pérdida de peso inexplicable o molestias digestivas, requieren atención médica. Reconocer estos síntomas tempranamente puede llevar a un diagnóstico rápido y a apoyo oportuno, incluyendo intervención nutricional y tratamiento de la anemia u otras enfermedades subyacentes. Si usted o un ser querido experimentan dificultades continuas para concentrarse, consulte a un profesional de la salud. Para más información, visite la página de Cancer.Net sobre problemas cognitivos y cáncer. La atención temprana mejora la calidad de vida y los resultados.
43. Hinchazón en las piernas (edema)

La hinchazón en las piernas, o edema, puede ser un signo de cáncer de estómago subyacente, particularmente cuando la enfermedad progresa y altera el equilibrio normal de líquidos en el cuerpo. Los tumores pueden provocar pérdida de proteínas a través del tracto digestivo o interferir con la capacidad del hígado para producir albúmina, una proteína vital que ayuda a mantener los líquidos dentro de los vasos sanguíneos. A medida que disminuyen los niveles de proteína, el líquido se filtra hacia los tejidos circundantes, produciendo hinchazón—con mayor frecuencia en las piernas, tobillos y pies. Este tipo de hinchazón es diferente a la causada por una lesión, como un esguince de tobillo, donde la inflamación es localizada, vinculada al trauma y desaparece a medida que sana la lesión.
El edema asociado al cáncer tiende a ser persistente, afecta a ambas piernas y puede empeorar a lo largo del día o tras estar de pie por períodos prolongados. También puede acompañarse de fatiga, hinchazón abdominal o dificultad para respirar. Si nota una hinchazón persistente o en aumento en las piernas—especialmente sin causa aparente o junto a otros signos de alerta—es importante buscar evaluación médica. Para más información sobre el edema y su relación con el cáncer, visite el recurso de la American Cancer Society sobre edema y linfedema. La identificación y el manejo tempranos son esenciales para el confort y el cuidado eficaz.
44. Picazón persistente

La picazón persistente, o prurito, a veces puede ser un indicador de problemas sistémicos subyacentes, incluido el cáncer de estómago que ha afectado al hígado o los conductos biliares. Cuando un tumor se disemina al hígado o bloquea el flujo biliar, las sales biliares y otros productos de desecho pueden acumularse en el torrente sanguíneo. Estas sustancias irritan las terminaciones nerviosas de la piel, provocando picazón generalizada o localizada que no desaparece con cremas humectantes ni tratamientos comunes contra la picazón. Esto es distinto de la picazón habitual causada por piel seca, picaduras de insectos o alergias, que suele ser leve, de corta duración y mejora con tratamientos tópicos o eliminando el irritante.
La picazón continua e inexplicable—especialmente si se acompaña de ictericia (color amarillento en la piel o los ojos), orina oscura o heces pálidas—requiere una evaluación médica. La picazón que dura más de unas semanas, afecta grandes áreas del cuerpo o interfiere con el sueño y las actividades diarias merece especial atención, ya que puede indicar disfunción hepática u otras enfermedades graves. Si experimenta prurito persistente sin causa identificable, consulte a un profesional de salud. Para más información, visite el recurso de la American Cancer Society sobre problemas de piel y cáncer.
45. Movimientos intestinales inusuales

Los cambios inusuales en los movimientos intestinales—como heces muy delgadas, estreñimiento persistente o diarrea—pueden indicar un problema en el tracto digestivo, incluido el cáncer de estómago. Los tumores que crecen cerca del final del estómago o al inicio del intestino delgado pueden obstruir parcialmente el paso de las heces, dando lugar a evacuaciones más estrechas o en forma de cinta. A diferencia de los cambios temporales causados por variaciones en la dieta (como mayor consumo de fibra o alimentos nuevos) o por un malestar estomacal leve, los cambios relacionados con el cáncer tienden a ser persistentes, progresivos y no responden a los ajustes dietéticos ni a los remedios de venta libre.
Otros signos preocupantes incluyen la presencia de sangre en las heces, dificultad continua para evacuar o un cambio repentino en los hábitos intestinales que dura más de unas semanas. Estos síntomas pueden acompañarse de molestias abdominales, hinchazón o pérdida de peso inexplicable. Si observa cambios persistentes o inusuales en sus movimientos intestinales, es importante consultar a un médico para una evaluación completa. Para más información, visite la guía de síntomas de cáncer de estómago de la American Cancer Society.
46. Dolor después de comer

El dolor después de comer puede ser un síntoma preocupante, especialmente cuando es recurrente y no tiene una causa evidente o benigna. En el contexto del cáncer de estómago, el crecimiento tumoral dentro del estómago puede interferir con la digestión normal, causando molestias o dolor poco después de las comidas. Los tumores pueden provocar inflamación, bloqueo parcial o aumento de la presión en el estómago, dificultando el paso normal de los alimentos. Esto difiere de los calambres o dolores leves que pueden surgir tras comer en exceso o ingerir alimentos grasosos o picantes—molestias que suelen resolverse en pocas horas y están directamente relacionadas con los hábitos alimenticios.
El dolor relacionado con el cáncer tiende a ser persistente, puede empeorar con el tiempo y con frecuencia se acompaña de otros síntomas como saciedad temprana, náuseas o pérdida de peso no intencionada. Además, puede afectar el apetito y la nutrición, empeorando el estado general de salud. Si experimenta dolor recurrente después de comer durante varias semanas o que progresa, es fundamental acudir a una evaluación médica. Para más información, visite la guía de síntomas de cáncer de estómago de la American Cancer Society.
47. Irritabilidad inexplicable

La irritabilidad inexplicable puede ser una señal sutil pero importante de una enfermedad crónica subyacente, incluido el cáncer de estómago. El constante estrés físico de lidiar con síntomas como dolor, fatiga, deficiencias nutricionales y mal descanso puede tener efectos significativos sobre el estado de ánimo y la regulación emocional. Las enfermedades crónicas suelen generar cambios hormonales y bioquímicos en el cuerpo y el cerebro, lo que puede contribuir aún más a la irritabilidad o volatilidad emocional. Esto es distinto de los cambios de humor normales, que generalmente se desencadenan por factores identificables como el estrés, cambios en el entorno o circunstancias temporales, y que suelen resolverse con el tiempo o con descanso.
Cuando la irritabilidad se vuelve persistente, difícil de controlar o se acompaña de otros signos de alerta como fatiga, dificultad para concentrarse o pérdida de peso inexplicable, puede ser una señal de una condición médica subyacente. La irritabilidad crónica también puede afectar las relaciones, el trabajo y la calidad de vida en general. Si usted o alguien que conoce experimenta cambios de humor constantes sin causa aparente, es importante buscar una evaluación médica. Para más información sobre los efectos emocionales del cáncer y las enfermedades crónicas, visite el recurso de la American Cancer Society sobre cambios de humor y cáncer. Reconocer estos síntomas tempranamente y buscar apoyo puede ayudar a abordar tanto las necesidades emocionales como físicas.
48. Gastritis recurrente

La gastritis recurrente—una inflamación persistente o que reaparece con frecuencia en el revestimiento del estómago—puede ser un indicador temprano de problemas más graves, incluido el cáncer de estómago. La gastritis crónica puede estar causada por la irritación continua de un tumor, que daña la barrera mucosa protectora y provoca inflamación sostenida. A diferencia de un episodio aislado de gastritis, que puede deberse a una infección temporal, al consumo excesivo de alcohol o al uso de antiinflamatorios no esteroides (AINEs) y que suele resolverse con tratamiento o cambios en el estilo de vida, la gastritis recurrente tiende a reaparecer a pesar de las terapias habituales.
Los síntomas pueden incluir dolor abdominal superior, hinchazón, náuseas o indigestión que se repite o nunca desaparece del todo. Si experimenta episodios frecuentes de gastritis o requiere medicación constante para manejar las molestias estomacales, es importante consultar a un médico para una evaluación más profunda. La inflamación persistente puede causar daños permanentes y aumentar el riesgo de desarrollar cambios precancerosos o incluso cáncer. Para más información sobre la gastritis crónica y su posible conexión con el cáncer de estómago, visite la página de síntomas de cáncer de estómago de Cancer Research UK. El monitoreo continuo y la intervención temprana son clave para prevenir complicaciones y mantener la salud digestiva.
49. Dificultad para digerir alimentos grasos

La dificultad para digerir alimentos grasos puede ser un signo de alteración en la función digestiva, que en ocasiones ocurre en personas con cáncer de estómago. Los tumores en el estómago pueden interferir con la liberación de enzimas y ácidos gástricos necesarios para descomponer las grasas, o afectar indirectamente al páncreas y a los conductos biliares, lo que dificulta aún más la digestión de los lípidos. Esta alteración puede provocar síntomas como hinchazón, cólicos, heces grasosas o pálidas, y una sensación de llenura o malestar tras consumir alimentos ricos en grasa. A diferencia de la indigestión leve y ocasional que puede seguir a una comida muy pesada o grasosa, la dificultad relacionada con el cáncer tiende a ser persistente y no mejora con ajustes menores en la dieta.
Si nota constantemente que los alimentos grasos le producen malestar digestivo, o si estos síntomas se acompañan de pérdida de peso inexplicable, cambios en las heces o molestias continuas, se recomienda una evaluación médica temprana. Estos cambios persistentes pueden indicar un problema en el estómago, el páncreas o el hígado. Para más información sobre síntomas digestivos y su relación con el cáncer de estómago, visite la guía de síntomas de la American Cancer Society. Monitorear los cambios persistentes en la digestión es fundamental para una detección temprana y un manejo eficaz.
50. Sensación general de malestar

La sensación general de malestar, a menudo descrita como malestar general o “malaise”, es un síntoma común pero inespecífico que puede estar asociado con las etapas tempranas del cáncer de estómago. Esta vaga sensación de incomodidad, fatiga o falta de vitalidad puede persistir incluso cuando no hay una causa obvia. A diferencia del cansancio temporal que sigue a un periodo de exceso de trabajo, estrés o falta de sueño—y que suele resolverse con descanso o un cambio en la rutina—el malestar relacionado con el cáncer tiende a ser continuo y no mejora con medidas normales de recuperación.
Quienes experimentan este malestar general también pueden notar otros síntomas sutiles como cambios digestivos leves, dolores intermitentes o una disminución gradual de la energía y la motivación diarias. No se debe ignorar un malestar persistente, especialmente si dura varias semanas o si se acompaña de señales adicionales como pérdida de peso inexplicable, cambios en el apetito o problemas digestivos recurrentes. Si usted o alguien que conoce enfrenta una sensación crónica e inexplicable de malestar, es importante realizar una evaluación médica completa. Para más información sobre síntomas inespecíficos y su relevancia en la detección del cáncer, visite la página de síntomas de cáncer de estómago de Cancer Research UK. Una investigación temprana puede facilitar un diagnóstico oportuno y mejores resultados.
Conclusión
La detección temprana del cáncer de estómago depende del reconocimiento de cambios sutiles y persistentes en la salud digestiva.
Reconocer las señales de advertencia tempranas del cáncer gástrico es esencial para lograr un diagnóstico oportuno y un tratamiento eficaz. Muchos de estos síntomas son sutiles y fácilmente confundidos con afecciones menos graves, por lo que la vigilancia y la conciencia resultan fundamentales. Si usted o un ser querido experimenta cambios persistentes o inexplicables en la salud digestiva, los niveles de energía o el bienestar general, no ignore estas señales. Consulte a su médico sin demora y considere realizar controles regulares si se encuentra en un grupo de mayor riesgo.
La intervención temprana puede mejorar de manera significativa los resultados y la calidad de vida. Para obtener más información sobre factores de riesgo, prevención y métodos de detección, visite los recursos sobre cáncer gástrico de la American Cancer Society.
Descargo de responsabilidad
La información proporcionada en este artículo es únicamente para fines informativos generales. Aunque nos esforzamos por mantener la información actualizada y correcta, no hacemos declaraciones ni ofrecemos garantías de ningún tipo, expresas o implícitas, sobre la integridad, exactitud, fiabilidad, idoneidad o disponibilidad con respecto al artículo o a la información, productos, servicios o gráficos relacionados contenidos en el artículo para cualquier propósito. Por lo tanto, cualquier confianza que usted deposite en dicha información queda estrictamente bajo su propio riesgo.
En ningún caso seremos responsables por cualquier pérdida o daño, incluidos, entre otros, pérdidas o daños indirectos o consecuentes, o cualquier pérdida o daño que surja de la pérdida de datos o beneficios derivados del uso de este artículo o en relación con él.
A través de este artículo usted puede acceder a otros sitios web que no están bajo nuestro control. No tenemos control sobre la naturaleza, el contenido y la disponibilidad de esos sitios. La inclusión de cualquier enlace no implica necesariamente una recomendación ni respalda las opiniones expresadas en ellos.
Se hace todo lo posible para mantener el artículo en funcionamiento de manera fluida. Sin embargo, no asumimos responsabilidad alguna ni seremos responsables si el artículo queda temporalmente no disponible debido a problemas técnicos fuera de nuestro control.